El primer especialista en Neuropsicología Infantil de San Andrés es javeriano

El primer especialista en Neuropsicología Infantil de San Andrés es javeriano
Karen Daniela Ferrín

Creado por: Lola Ferrin

Desde la isla de San Andrés, Alexander Brown Vargas cuenta su historia con la serenidad de quien encontró un propósito y decidió vivir para cumplirlo. Tiene 30 años, es egresado de la Especialización en Neuropsicología Infantil de la Javeriana Cali, y hoy trabaja para que los niños y niñas del archipiélago tengan acceso a un servicio que antes solo existía en el continente.

“Soy de la isla de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, un archipiélago en la zona norte de Colombia, un lugar lejano, pero con una población magnífica y en crecimiento en todas las áreas”, cuenta con orgullo. Su voz transmite el arraigo por su tierra y el compromiso con su gente, especialmente con los niños y niñas que, como él dice, “necesitan oportunidades para crecer con bienestar y acompañamiento profesional”.

Antes de convertirse en psicólogo, Alexander trabajó como auxiliar de enfermería en el Hospital Clarence Lynd Newball Memorial, el principal centro de atención médica de San Andrés. Allí descubrió su interés por los procesos emocionales y cognitivos de los pacientes. “Cuando trabajaba con niños veía un agradecimiento diferente… me di cuenta de que muchas situaciones que atendíamos tenían un componente psicológico profundo”, recuerda.

Esa experiencia despertó su deseo de formarse como profesional de la salud mental. Así comenzó su carrera de Psicología en Medellín. Durante su pregrado, realizó un trabajo de investigación titulado ‘El retrato no hablado’, un proyecto diseñado en el contexto del COVID-19 para pacientes que habían superado la enfermedad, pero que permanecían con traqueostomía y no podían comunicarse verbalmente.

“El objetivo fundamental era que no se vulneraran los derechos de pacientes que no podían expresar cómo se sentían de manera verbal”, explica. Su método consistía en usar símbolos, gestos y representaciones visuales para identificar el estado emocional y cognitivo de los pacientes, garantizando que fueran escuchados.

Ese trabajo fue reconocido en su universidad y aplicado en el hospital donde realizó sus prácticas. “A través de símbolos yo extraía información del paciente y podía verificar cómo estaba emocionalmente. Fue muy bonito porque permitió que los pacientes se sintieran acompañados”, recuerda con satisfacción.

Después de graduarse como psicólogo, Alexander trabajó en el Hospital Simón Bolívar de Bogotá, en el área de salud mental. Sin embargo, la distancia con su comunidad lo llevó a tomar una decisión. “Yo no pertenezco a esta ciudad, yo necesito volver a mi isla… estudié para servirle a mi isla”.

De regreso a San Andrés, trabajó en la Aeronáutica Civil como psicólogo organizacional, pero pronto regresó al hospital que lo había visto crecer profesionalmente. Allí inició con talleres y acompañamientos, y finalmente fue nombrado psicólogo clínico en enero de 2021.

 

Hoy, su trabajo abarca consulta externa, atención de urgencias, acompañamiento a rutas materno-perinatales, posparto, y atención en casos de violencia física y sexual. Además, participa en programas de vigilancia y auditoría de salud mental dentro del hospital.

Su llegada a la Javeriana Cali representó un salto académico y personal. “Me limitaba por el tema económico, porque veía el proceso difícil, pero eso solo me lo decía mi mente”, confiesa. Animado por su pareja, también javeriana, y acompañado durante todo el proceso por Adriana Meneses, de la Oficina de Promoción Institucional, Alexander logró superar las barreras.

“Adriana estuvo conmigo desde el inicio. Me ayudó a realizar todo el proceso, me respondió día y noche. Su atención fue impecable. Gracias a ella me enamoré de la universidad, logré inscribirme y comenzar la especialización”, agrega.

Durante su formación, encontró inspiración en profesores que dejaron huella, como María Cristina y Ana Marcela Uribe, quienes lo impulsaron a fortalecer su criterio clínico y su capacidad de análisis. “La Javeriana Cali me formó como neuropsicólogo y hoy tengo las bases necesarias para enfrentarme a este campo. Me dio el poder de estructurarme, de tener criterio a la hora de hacer un informe y dar un diagnóstico”, afirma.

Uno de sus mayores sueños es consolidar un servicio de neuropsicología infantil permanente en San Andrés, para que los niños y niñas no tengan que ser remitidos a otras ciudades del país. “Actualmente, los pacientes de neuropsicología son enviados a Bogotá, Barranquilla o Medellín. La idea es poder estructurar algo aquí, en la isla, y garantizar esa atención con enfoque cultural”, explica.

Alexander destaca además la importancia de tener en cuenta la lengua materna de muchos isleños en las evaluaciones cognitivas. “Hay pacientes que no hablan español porque su lengua es el creole. Es necesario que las pruebas tengan en cuenta ese contexto para que los diagnósticos sean precisos y respetuosos”.

En el hospital ya existe una plaza de neuropsicología ocupada por un especialista de Cali, pero su meta es que el servicio se fortalezca desde la isla, con profesionales formados localmente. “La idea es que el servicio se estructure en San Andrés, que se amplíe y que se preste a toda la comunidad”, asegura.

Su próxima meta es cursar la Maestría en Psicología de la Salud, que considera un complemento integral a su formación actual. “Es una maestría completa, que forma al profesional en diferentes áreas, administrativa, en diseño de programas en salud y en la parte humana. Siento que con esa formación estaría completo en los diferentes sectores”.

Al final, su historia es una invitación para otros profesionales que viven lejos de los grandes centros académicos. “Invito a todas las personas que lean esto a que crean que los sueños se pueden cumplir, que nuestro único limitante es la mente. Todo se puede lograr cuando tienes esa vocación y esas ganas de ayudar al otro”, puntualiza.

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